Limitación de Responsabilidad

Los resultados analiticos descritos en este blog se han obtenido siguiendo estándares científicos aplicados con el máximo rigor posible, utilizando materiales y equipos profesionales o semiprofesionales. Sin embargo, dado que el laboratorio no está certificado, los resultados obtenidos deben ser considerados como indicativos.

Tóxicos en los alimentos



Los alimentos que consumimos, incluyendo las bebidas, están destinados a cubrir nuestras necesidades diarias de nutrientes y de líquidos, para que podamos mantener nuestra salud y desarrollar nuestras actividades laborales y de ocio.

Pero a menudo, además de los nutrientes, los alimentos y bebidas contienen otros productos, de origen natural o no, que pueden resultar perjudiciales. Estos productos tóxicos pueden estar ya presentes en el alimento, o bien pasar al mismo a través de su manipulación (utensilios de cocina, ollas, sartenes, recipientes de plástico, etc), en el fenómeno que se denomina habitualmente migración.

Los tóxicos pueden acumularse progresivamente en el organismo o bien ser eliminados en cuestión de días o de horas. En este blog centraremos la atención en los tóxicos más insidiosos, aquellos que se consumen inadvertidamente de forma frecuente o incluso habitual en pequeñas cantidades, y cuya presencia sostenida en el organismo, acumulativa o no, puede producir efectos negativos a largo plazo en los seres humanos, en su descendencia, y en el medio ambiente.

Hay que tener en cuenta que el efecto que una misma cantidad de tóxico produce en el ser humano depende de la masa corporal, de factores genéticos y del desarrollo. No es lo mismo que un adulto de 70 kg consuma 1 mg de plomo, que lo haga un niño de 7 kg que, además, tiene un mayor metabolismo y mayor necesidad de calcio (el organismo confunde el plomo con el calcio). Por esto cuando se habla de “dosis” no se proporcionan mg, sino mg/kg, siendo el kg de masa corporal.

También es preciso tener en cuenta que un adulto puede absorber por vía oral el 10% del plomo ingerido, mientras que un niño puede absorber el 50%. Además dicho plomo se almacena en los huesos (al confundirlo con el calcio), con un tiempo de vida de unos 20 años. Por añadidura, si la madre absorbe el plomo durante la gestación, incluso en pequeñas cantidades, el niño presentará un cociente intelectual inferior a la media y, en este caso, no existe umbral mínimo.

En este blog  mostraremos los resultados de los contenidos en mercurio de pescados frescos y en conserva, así como de la migración de plomo, bisfenoles y ftalatos desde utensilios de cocina a alimentos.

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